Maradona sí se despidió en una cancha

Gabriel Cuellar
4 min readNov 27, 2020

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En horas de ayer, cuando los programas deportivos confirmaron el fallecimiento del mejor intérprete del fútbol, Diego Armando Maradona, una extraña sensación de incredulidad se apoderó del país ante la magnitud y repentinidad de la noticia. En horas como las de ayer, caes en la cuenta de la finitud de la vida, cuando la persona con la que creciste, y que históricamente alimentó tu vida con la suya, ya no va a estar más.

AD10S

Hoy, luego de desayunar fotografías de hinchas rivales llorando juntos y videos de ex compañeros de la selección argentina quebrando frente a cámara, la Plaza de Mayo se viste, sin quererlo, de estadio de fútbol. El perfume de las parrillas improvisadas les da la bienvenida a los peregrinos que llegan de distintos puntos de la capital luciendo, en su mayoría, camisetas de la selección Argentina con el “10” en la espalda, aunque también están los que llevan la del club de sus amores porque esta despedida es una experiencia que se asemeja a la de un día de cancha, excepto que acá no hay rivalidades, acá se pausó cualquier tipo de puja.

Los hinchas, que llegan en silencio bombardeados por imágenes de agradecimiento a Diego, se suman a los cánticos provenientes de la larga fila que va desde el Cabildo hasta la entrada a Casa Rosada, delimitada por dos vallas y sin control de distanciamiento social. En el medio de Plaza de Mayo, una pantalla led exhibe deliciosas jugadas en cámara lenta del “diez”, que nadie presta atención porque todo el mundo agita los brazos entonando: “Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar. Que de la mano de Maradona, toda la vuelta vamos a dar” o “Brasilero, brasilero… que amargado se te ve… Maradona es más grande… es más grande que Pelé” y demases hits del cancionero argentino. A los costados, los manteros ofrecen imanes, gorras, camisetas, llaveros y banderas con la consigna “AD10S” y cada tanto pasa el mismo cocacolero que afirma la devolución de la plata si su bebida no está fría -porque la picardía no solo era de Diego-.

El punzante sol de las cuatro ilumina a los hinchas colgados del portón, cual alambrado, gritando para que abran las puertas, que hace minutos cerraron. Hay cierta incertidumbre por lo que va a ocurrir, el cántico de la hinchada aumenta como si el equipo tuviera que remontar un resultado. El olor a cerveza, la tele filmando cualquier acto peculiar de los hinchas, la mugre, los tatuajes, los carteles, los borrachos, la transpiración, la aglomeración y la policía lista para disparar balas de goma, te trasladan automáticamente a cualquier cancha del fútbol argentino ¿y a qué otro lugar te podría llevar la despedida de Maradona sino? El escenario está listo para el que el fenómeno popular, creador de esta tristeza colectiva, salga a dar su último show.

“No hay sueño imposible. Jugate!!”
10

Acaban de informar por Twitter que el velorio se suspendió y que el coche fúnebre parte rumbo al cementerio privado de Bella Vista en pocos minutos. Al mismo tiempo, los tanquecitos de guerra aparecen a un costado de la plaza con una guarnición de policías corriendo en fila para la parte trasera de Casa Rosada. Todo parece indicar que el coche fúnebre va a salir por el acceso que conecta Avenida Hipólito Irigoyen con Avenida Paseo Colón y no mucha gente advirtió esa novedad. De todas maneras, unas cuatro mil personas aproximadamente esperan la salida, el tránsito se para y los que están por la zona sacan sus celulares. Desde el edificio de al lado llueven papelitos blancos, el clima de cancha aún persiste. Un sonido estruendoso se aproxima, parece que “El Diez” sale a dar un show más. Se aproximan unos veinte policías motorizados abriendo camino, y con ellos, el estallido. El desgarro. La despedida. El último contacto. En una escalofriante escena de pocos segundos, los hinchas se arrebatan contra el auto y gritan desaforadamente: “¡Diegooo!”, pero al comprender que nadie respondería desde adentro, frenan y rompen en llanto desconsolado porque el mejor jugador de toda la historia, y máximo representante de la idiosincrasia argentina, va rumbo a su lugar de origen.

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Gabriel Cuellar
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Written by Gabriel Cuellar

Periodista. Cultura juvenil, internet, música, cine y deportes.

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